El poder de Xi Jinping se basa en un castillo de naipes
Con motivo del vigésimo congreso nacional del Partido Comunista de China (PCCh), es casi seguro que Xi Jinping obtendrá la confirmación para un tercer mandato como secretario general del partido y presidente de China. Por lo tanto, se convertirá en el líder con más tiempo en el cargo después de Mao Zedong y las reglas y normas que se supone que rigen el régimen del Partido Comunista Chino serán destrozadas.
Esas reglas y normas fueron instituidas en gran parte por el sucesor de Mao, Deng Xiaoping, quien llegó al poder en 1978. Deng sabía por experiencia personal cuáles podrían ser los daños del fanatismo ideológico del partido. Durante la Revolución Cultural, uno de sus hijos quedó paralítico debido a la furia de los Guardias Rojos. El propio Deng había sido despojado de sus cargos oficiales y enviado durante cuatro años a trabajar en una fábrica en una provincia remota. Durante su larga carrera revolucionaria fue purgado del gobierno tres veces.
Para asegurarse de que China no pudiera seguir siendo presa de tal terror, Deng, con el apoyo de otros veteranos de la revolución que sobrevivieron a la Revolución Cultural, introdujo un liderazgo colectivo e impuso límites de edad y mandato para la mayoría de los puestos más altos dentro del Partido Comunista Chino. En las décadas siguientes, los presidentes chinos nunca superaron los dos mandatos y los miembros del politburó respetaron un límite de edad no oficial de 68 años.
Por debajo de las expectativas
Sin embargo, Xi reveló cuán frágil era en realidad el «sistema basado en reglas» de Deng. De hecho, dejando de lado el ruido sobre los logros de Deng, los juicios sobre su reinado dentro del PCCh son mixtos, sobre todo porque su compromiso personal de acatar las reglas ha estado muy por debajo de las expectativas.
De hecho, Deng despreciaba el liderazgo colectivo y los procedimientos formales. Rara vez convocó reuniones del Comité Permanente del Politburó porque quería negarle a su principal rival, un acérrimo conservador opuesto a la reforma económica, una plataforma desde la cual desafiar su política. En cambio, prefirió ejercer su liderazgo a través de reuniones privadas con simpatizantes.