La nostalgia pop de los Arctic Monkeys
La carrera de Arctic Monkeys ahora parece seguir dos trayectorias casi opuestas: la en vivo los lleva a tocar en lugares cada vez más grandes: su próxima gira, además de las grandes arenas y festivales, incluye tres fechas consecutivas, todas agotadas, en Emirates. estadio en Londres. En el estudio, sin embargo, la banda originaria de Sheffield sigue el camino del intimismo y se parece cada vez más a un proyecto en solitario del cantante Alex Turner.
Ya había sucedido en el espléndido (y demasiado subestimado) Hotel y casino Tranquility Base de 2018, un trabajo sorprendente, sobre todo porque llegó a poca distancia del éxito de SOY, el disco que permitió al grupo conquistar también al público estadounidense. En lugar de capitalizar ese éxito con una SOY parte 2, Turner viró hacia el pop psicodélico, construyendo las canciones en el piano en lugar de guitarras y arreglos casi lounge. Hotel y casino Tranquility Base También fue el primer álbum conceptual en la carrera de Arctic Monkeys y estaba ambientado en un resort de lujo en la Luna contado desde el punto de vista de varios personajes, como el cantante principal de la banda residente del hotel en la pista de apertura. Tratamiento estrella (para mi por lejos una de las canciones mas bonitas de los ultimos años). El cocheel séptimo álbum de estudio del cuarteto británico lanzado el 21 de octubre, no retrocede, al contrario, relanza.
¿Cómo en una pelicula?
Desde el punto de vista sonoro, El cocheque debe su título a su portada (una foto tomada por el baterista Matt Helders), pero también a que la imaginación americana por excelencia, la nostálgica de los coches, sigue la estela de Hotel y casino Tranquility Base, aunque añade a la mezcla una dosis masiva de cuerdas, esta vez casi omnipresente en los arreglos, y ve a Alex Turner asumir definitivamente el papel del cantante confidencial que cuenta brillantes historias de amor en el contexto de atmósferas cinematográficas: por momentos parece estar dentro de un noir en blanco y negro o una película de James Bond. Y cuando los elementos encajan a la perfección, el disco sube de nivel: sucede en la etapa inicial Será mejor que haya una bola de espejos; en El coche, una pieza que le encantaría al Calibre 35; en Pintura corporalel compromiso perfecto entre lo viejo y lo nuevo Arctic Monkeys, y en el sombrío Esculturas de todo vale, donde los Arctic Monkeys parecen rendir homenaje al ídolo Nick Cave. Otras veces, sin embargo, como en Grandes ideas o en el funk diluido de No estoy exactamente donde creo que estoyel ambiente cinematográfico suena forzado y te aburres un poco.